Camila Aybar Monteagudo (ciudad de Panamá, 1996) es ya el referente de una influenciadora con conciencia. No es de esas que demuestra el hambre del selfie, el postureo y el uso de filtros, al contrario, pasa semanas armando guiones para luego hacer los videos en los que muestra la más cruda realidad ambiental, plantea soluciones, divulga estudios sin rozar lo fatalista. En @camiaybar, su cuenta de Instagram con casi 60 mil seguidores, denota un consumo responsable en el que intenta implantar ideas sostenibles que protejan al planeta.
Camila es arrolladora, perspicaz comunicadora: su discurso es empático, sencillo y basado en datos. Es crítica, y por qué no decirlo, rehúye de lo tonto y banal muy típico en redes sociales. También desmonta los argumentos de sus detractores y es tiernamente polémica.
También es feminista, revela que decidió serlo tras vivir en carne propia abusos machistas en su hogar; desde entonces no ha parado en defender los derechos de las mujeres: un ejemplo de ello es su rol de capacitadora en la fundación Palabras Poderosas, colectivo que educa y defiende los derechos sexuales y reproductivos. Ha sido especialista de responsabilidad social empresarial, oficial de sostenibilidad y comunicación corporativa de importantes compañías en Panamá. Es administradora de empresas y consultora de sostenibilidad.
Charlamos con Camila sobre el activismo gestado en las redes, ideas sostenibles, libertades, equidades, y de su propia vida.
Dice en su cuenta de Instagram que es ‘la panameña que te enseña la sostenibilidad’…
Sí… Esa panameña que te enseña sostenibilidad es una chica tranquila, relajada. Soy sumamente activista, con pensamiento crítico, con valores muy fuertes que siempre está dispuesta a defenderlos. Siempre estoy dispuesta a ayudar a los demás a aprender acerca del medio ambiente, del feminismo, acerca del activismo social, y ayudarlos realmente a adentrarse en la participación ciudadana desde todos los núcleos posibles: familiar, laboral, universitario. Desde todos lados, tú puedes ser una agente de cambio. Esa Camila de 25 años quiere ayudar realmente a esas personas a iniciar ese hermoso viaje de la participación ciudadana.
¿Cuándo entendió que debía promover el cuidado del medio ambiente?
¡Woow! A mí me da pena admitir que no fue hasta hace relativamente poco. Toda la vida he sido de las que va a los campamentos y ve una basurita y dice ‘ah, ahí no lo botes’. Siempre me ha interesado mucho cuidar el ambiente, porque siento que lo respeto mucho. En mi vida siempre me he rodeado de muchos biólogos.
Pero no fue hasta dos años antes de la pandemia que mi hermana trajo el reciclaje a la casa.
En el cuidado del medio ambiente hay tres pilares: el conocimiento, las actitudes y las prácticas. ¿Que cómo es esto? Pues todo el mundo sabe que no cuidar el medio ambiente es malo. Todo el mundo sabe que hay que tener una actitud sobre el reciclaje, pero el tema de las prácticas cotidianas no es tan común y mi hermana trajo esas prácticas a la casa. Mi hermana empezó con el reciclaje en la casa. Y todo se me empezó a unir. No va a haber justicia ambiental sin justicia medioambiental.
¿Qué es lo primero que hizo activamente por el planeta?
Te voy a decir las cosas más básicas del mundo. La gente a veces piensa que el tema del cambio climático es complicado y como es tan abstracto… A ver: casi todo lo que vemos genera gases de efecto invernadero, pero no lo vemos; no es algo que yo pueda tocar, dejar de hacer, sino que inherentemente por la actividad económica del ser humano está, entonces la gente piensa que es muy difícil aportar a la lucha del cambio climático, sin embargo, ¿cómo empecé? Dejando de aceptar las copias de los puntos de venta y le explicaba a quien me la ofrecía por qué no la quería.
Reciclar en Panamá es un privilegio, eso quedátelo para toda la vida. He ido de voluntaria a zonas rurales, y por ejemplo en Bocas del Toro, en el área rural, ni siquiera llega el aseo, ¿cómo va a llegar un camión de reciclaje? En Guna Nega, no muy lejos, viven encima de basura. ¿Cómo yo le pido a alguien que bote algo donde debe, cuando lo que está pensando es en sobrevivir?
¿Cómo aprendió a reciclar?
He sido bastante autodidacta. He estado en muchos cursos y soy de esas personas que cuando algo le apasiona va a meterse en todo lo que gira alrededor de eso. Puede sonar muy trillado pero no hay un planeta B, tenemos que dejar de ver pajaritos preñados en el aire. Hace poco leí un informe que recogía las preocupaciones de los panameños: aparecía corrupción, desempleo, canasta básica… entre otras problemáticas, y de último, último, último estaba el medio ambiente. En Panamá no hay educación ambiental, no hay infraestructura para adaptación al cambio climático, ni siquiera se designan los presupuestos. En Panamá no vemos los efectos del cambio climático, como sí se ven profundamente alrededor. Ver lo que está pasando alrededor del mundo y entender que Panamá se va a ver altamente impactado por los estragos del cambio climático si no hacemos algo. Tratar de frenar esto y ayudar, me motiva mucho.
Desde la participación de la pequeña Greta Thunberg, son personas muy jóvenes las que han puesto el cambio climático encima de la mesa. ¿Cómo valora que sean niños y adolescentes los que tomen las riendas de esta lucha?
Me encanta esta generación y los creadores de contenidos, los activistas de Colombia y México, por ejemplo. Pero hay cosas que debemos tener en cuenta. Están lo que son muy fatalistas que generan eco ansiedad, y básicamente te dicen: ‘el mundo se está acabando’ … Y los que son un poquito más como yo que intentamos, en vez de ser fatalistas, encontrar la esperanza en medio de las acciones y dentro de la unidad. Todo cambio tiene que ser comunitario, todo tiene que empezar desde el equipo. Hay que incentivar a la gente, realmente hay esperanza, y sí hay cosas que podemos hacer para salvar el planeta.
¿Supone internet un cambio en el activismo?
Sí, total. Ya el 60% de las decisiones que toman los seres humanos son por algo que ven en redes sociales, lo leí. El activismo digital llegó para quedarse. El activismo digital tiene que ver mucho con la repetición, con la constancia.
Usted puede presumir más de 60 mil seguidores en su cuenta en Instagram. Comparte vídeos sobre el desastre del que somos responsables y cómo hacer para revertirlo. ¿Por qué cree que logra calar en la gente? ¿Cuál es la clave para impactar positivamente?
Nunca verás en mis redes que voy a estar regañando a la gente porque no recicla, porque sé que es un privilegio. A nadie le gusta que lo regañen. Aunque sí hay momentos en los me pongo bien tensa por comentarios de algunos usuarios. Por ejemplo, ¿qué importa que la basura le dé plata a un emprendimiento?, ¿qué importa que lo que no se puede reciclar en Panamá, se exporta a Europa, porque ellos sí tienen las leyes que respaldan el reciclaje?, ¿qué importa que una empresa lo exporte?
Hay personas que hasta critican la limpieza de playas, todas las acciones por el ambiente se acumulan y no se desperdician. Sí, es verdad, la playa se va a volver a ensuciar en dos días, pero sabes que rescataste siglos de contaminación en una limpieza de playa de tres horas.
Veamos las buenas acciones como acumulables, no pensemos que si hacemos una, se desperdicia. Las buenas acciones no son desechables.
¿Qué se está haciendo en Panamá?
Por ejemplo, en Panamá norte, en la juntas comunales se está utilizando la ley de descentralización para crear juntas de desarrollo local, donde los vecinos están generando iniciativas de reciclaje y compostaje para la comunidad. Y lo quieren implementar en el colegio. No pasa esto en todo el país.
“Nunca verás en mis redes que voy a estar regañando a la gente porque no recicla, porque sé que es un privilegio”.
El mundo de las oenegés es muy relevante, ellos solucionan lo que los ministerios no pueden hacer. Es impresionante lo que hacen con tanto valor y con tanto trabajo. Hay muchas organizaciones que están haciendo mucho por la biodiversidad panameña.
Lleva algunos años promoviendo activamente el desarrollo sostenible. Echando la vista atrás, ¿está la sociedad más concienciada ahora, que cuando comenzó?
He visto el cambio a través de los años. Están surgiendo emprendimientos de la sociedad civil con beneficio ambiental, tanto de gastronomía, como de turismo sostenible y moda sostenible.
Y si nos vamos a los públicos, la ley de plásticos de un solo uso ha tenido impacto a nivel nacional y es un paso sumamente importante. Y este tipo de cosas pone presión a las empresas.
Hablando de la gestión empresarial, ¿cree que las grandes compañías –que de la noche a la mañana todas aseguran ser sostenibles– están dispuestas a comprometerse de verdad en caso de que les afecte sus números?
Hay un tema. Las empresas y los individuos que no saben de sostenibilidad piensan que esta es un gasto, pero en realidad es un sinónimo de eficiencia. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo que dice del desarrollo sostenible es cómo podemos utilizar nuestros recursos de manera eficiente para que las próximas generaciones los tengan. Las empresas están en un proceso de aprendizaje y adaptación, en el que tienen que empezar a darse cuenta de que tal vez tienen que pedir un ‘leasing’ para poner paneles solares, pero eso significa que de aquí a siete años, no van a pagar luz. La sostenibilidad siempre es un ahorro operativo y una inversión social.
¿Y se ve ‘greenwashing’ en las empresas panameñas?
En la sostenibilidad, como es tan nueva en Panamá, hay muchos grises, tal vez en otros países sí será blanco o negro. Hay muchas organizaciones que simplemente por ignorancia utilizan un sello que ellos mismos crean en vez de legitimar sus productos por certificados internacionales. Hay mucha ignorancia empresarial en cuanto a un mercadeo verde efectivo.
Ha dicho en sus redes que es feminista. La activista y escritora Chimamanda Ngozi Adichie afirma que ¿’todos deberíamos ser feministas’? ¿Se suma a su premisa?
Me encanta ese libro y da otra mirada. En cuanto al feminismo, y te estaba contando tras bambalinas, en mi casa se vivió violencia de género. Es algo muy común lastimosamente en las casas de nuestro país. Entonces tuve la valentía de pedirle a mi mejor amiga que llamara a la Policía, porque yo estaba muerta de miedo y pudimos sacar al abusador que había en mi casa. Desde ese momento comenzó mi onda feminista.
Todos debemos ser feministas, pero es un comentario que levanta muchas pasiones. Porque el movimiento feminista es de y para las mujeres, entonces a algunas mujeres o algunas corrientes les hace ruido que los hombres se llamen feministas en vez de aliados feministas. Así como la sostenibilidad es un proceso, el feminismo también es un movimiento que lleva un proceso y que ha logrado cosas. Por ejemplo, cómo es que no estaba la toalla sanitaria dentro de la canasta básica en Panamá, la mujer menstrua por 40 años de su vida, una vez al mes y cómo ese producto no estaba. Me considero una feminista radical, pienso que hay un patriarcado sistemático. Creo que hay que derribar al patriarcado.
Por último, dos preguntas clave y cortas.
Okey.
¿Una guía rápida de sostenibilidad?
La sostenibilidad no es solamente verde, es multicolor. Tiene tres pilares: social, económico y ambiental.
¿Cómo le gustaría imaginar a Panamá?
Un Panamá sin violencia de género; fue algo que me afectó mucho en la niñez y sé los efectos súper negativos que puede tener en las niñas la violencia de género. Sueño un Panamá en el que todas estas luchas sean interseccionales. Sueño con un país realmente democrático. Sueño con un país en el que podamos velar por nuestra participación ciudadana. Sueño con un Panamá en que la brecha salarial no exista.
Tres cosas de sostenibilidad que deberían enseñar en la escuela, según @camiaybar
Primero: La sostenibilidad es la nueva orden, sin este equilibrio entre el bienestar social, el desarrollo económico y el cuidado del medio ambiente, no habrá un desarrollo humano equitativo, soportable y viable. Segundo: Muy poco cambia si la política no lo empuja: La justicia se logra con rendición de cuentas, transparencia y muchas regulaciones que los Estados deben facilitar. Tercero: Sin igualdad de género no habrá desarrollo sostenible.
Top de alternativas sostenibles de @camiaybar
‘Pads’ desmaquillantes: Evito la compra de toallas desmaquillantes desechacles que no son biodegradables ni reciclables.
Copa menstrual: evito tampones o toallas sanitarias desechables. La copa se puede usar por diez años aproximadamente, es de silicona médica y puede usarse hasta 12 horas seguidas.
‘Compost- bowl’: evito la emisión de metano por los residuos orgánicos. Mis residuos se convierten en abono que puedo usar o donar a huertos comunitarios.
Carrizos reutilizables: evito la contaminación de carrizos plásticos. Son fáciles de limpiar y muy duraderos.
Champú y acondicionador en barra: vienen libres de empaques plásticos, las fórmulas son más concentradas y eso hace que duren más.
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Fuente: https://www.laestrella.com.pa/cafe-estrella/miavocesactivas/220816/220815-camila-aybar-buenas-acciones-son
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