El sistema cooperativo tienen varias bondades y los valores permiten la obtención de productos del mercado financiero
El cooperativismo, podría definirse como la doctrina o movimiento que procura la asociación de individuos bajo una organización común llamada cooperativa, la cual persigue satisfacer las necesidades comunes y de esta forma ayudar a mejorar la calidad de vida de los participantes agrupados bajo un oficio, una región o localidad, institución, gremio o actividad especializada.
Como tal, el cooperativismo, es considerado por algunos como un modelo económico el cual tiene su génesis según algunos estudiosos por el año 1844. El mismo aporta positivamente no solo al tema económico, sino también al aspecto social del hombre como tal; al permitirle poner en práctica valores como el trabajo en equipo, transparencia, solidaridad, organización, equidad, empatía, responsabilidad. Por su naturaleza, el cooperativismo se constituye también como modelo socioeconómico de amplio espectro al promover valores como los mencionados anteriormente, pero también por enfatizar en los derechos humanos y laborales, integrándose como un elemento de lucha contra la pobreza, promoción de inclusión social y una fuente de generación de empleo.
El cooperativismo de esta manera representa un vehículo para la transformación de las sociedades modernas, al tratar o desarrollar el esfuerzo y aportaciones de varios individuos o participantes bajo un mismo nivel o categoría para la consecución de objetivos para beneficio de un grupo, logrando el aprovechamiento de los aportes realizados, ya sea mediante valores económicos o de capital de trabajo y maximizando su valor para generar un provecho que alcance equitativamente a varios. Ahora, para jugar ese rol de elemento de transformación, es necesario fortalecer las políticas públicas que permitan un mayor desarrollo del cooperativismo en América Latina, ya que el mismo puede representar para muchos una salida de la economía informal y constituir el espacio propicio para el ejercicio de una democracia social que permita una sociedad más equilibrada.
El tema del cooperativismo como mencionamos no es nuevo e incluso en Panamá podemos remontarlo al año 1933 en la Zona del Canal, o bien a los asentamientos campesinos entre los años 50 y 60, incorporados a la economía agrícola por Omar Torrijos, los cuales permitieron a grupos de familia organizarse para trabajar parcelas de tierras productivas que le permitieran obtener productos agrícolas para consumo y sustento propio. Vemos, pues que desde hace ya décadas, el tema del cooperativismo está presente en nuestra sociedad y en las sociedades de América Latina, sin embargo, es innegable que luego de la pandemia experimentada globalmente, requiere algo más de organización y empuje para alcanzar su máximo entre los diferentes sectores de la sociedad.
Sin duda, las bondades del sistema cooperativo son varias y los valores que permite desarrollar diferentes, pero no podemos soslayar que el mismo ofrece a sus participantes el acceso a productos del mercado financiero que comúnmente serían inalcanzables, pues por lo general son sujetos relegados por el sistema bancario tradicional. Lo anterior, debido a que el cooperativismo por su organización y estructuración puede ofrecer la generación de empleos directos; permitiendo así que ello redunde en la reducción de problemas sociales. Lo anterior es confirmado cuando vemos cifras de la región en la cual el cooperativismo ha logrado una presencia nada despreciable en países como Argentina donde se estiman hasta hace un par de años atrás 12,000 cooperativas de las cuales formaban parte unos 10 millones de cooperativistas o Brasil con más de 6,000 cooperativas las cuales aglutinaban aproximadamente nueve millones de cooperativistas produciendo alrededor de 300,000 empleos directos.
Así sin duda, podemos concluir que la manera cooperativista bien organizada, con controles exhaustivos, políticas públicas bien definidas y aplicadas que contemplen cooperaciones, planes y la promoción de asociaciones público-privadas puede degenerar en la disminución de la desigualdad e incluso en ser una fuente financiera destacable que permita en los casos que aplique ser exportadores de productos de alta calidad con ganancia para el Estado y aquellos grupos organizados bajo el esquema cooperativo.
Asesor Legal y Consultor de Proyectos
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Fuente: https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/220619/cooperativismo-desarrollo-socio-economico
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